jueves, 5 de enero de 2012

Reina Lucía de E. F. Benson

Emmeline Lucas o Lucia, como la llama su esposo Pepino y amigos, es la dueña de una enorme mansión llamada The Hurst, que se encuentra junto a otras en un pequeño pueblo burgués  llamado Riseholme, en el conviven todo tipo de personas, desde la gran señora Quantock al entrañable Georgie y sus hermanas, pasando por la señora Weston y su silla de ruedas a toda velocidad o el general. Un montón de diversos personajes que nos harán reír cuando menos lo esperemos.



Un día descubren que en la pequeña ciudad se encuentra un gurú, este será el motivo de discordia entre todos sus habitantes pues todos querrán estar a su lado y que les enseñe “el camino hacia la luz y la paz”, además de una cantante de opera que dará más de un quebradero de cabeza a la dueña y señora del pueblecito pues Lucía es siempre la que crea moda en todos los sentidos, estos harán peligrar su puesto de soberana de la pequeña villa sin olvidar a una princesa rusa que llamará su atención a través del espiritismo.

Benson nos traslada un lugar que consigue sacarnos una sonrisa con las extravagancias y apariencias poco duraderas de sus personajes, por sus costumbres tan raras y corteses llegando a etiquetar la ropa para las fiestas y criticando a sus vecinos con criticas mordaces, además de espiarles para no perderse ningún tipo de información que les ayude a subir escalones entre ellos, y también por las descripciones de sus hogares e incluso de la vestimenta de sus personajes.

Recomendado para aquellos que quieran sonreír frente a las costumbres de los burgueses del siglo XIX de un pequeño pueblo británico. También para aquellos que quieran leer sobre un mundo en el que las apariencias es lo más importante para diferenciarse de los demás. Y por último para todos aquellos que creen que no pueden sorprenderse con un libro escrito en otros tiempos en nuestra actualidad.

Extractos:

Los lemas y emblemas eran también abundantes, y mientras un reloj de sol te advertía que tempus fugit, un atractivo lugar solaz te aconsejaba de un modo un tanto desconcertante: «Descansa un poquito». Luego, de nuevo, en el respaldo de un rústico banco del paseo cubierto de intrincadas y doradas genistas colgantes, aparecía grabado: «Mucho he viajado por los reinos del oro», como si meditar las palabras de Keats te llevara a descansar otro poquito, conscientemente. En realidad, tan abundantes era el tesoro de las citas conocidas y estimulantes que uno de sus súbditos había comentado en cierta ocasión que un paseo por el jardín de Lucía no servía solamente para disfrutar de sus encantadores flores, sino que uno podía aprovechar y de paso disfrutar media hora con alguno de los autores más excelsos.

–¡Un gramófono! –dijo débilmente.
No cabía ninguna duda al respecto. Desde la ventana más cercana se filtraban los insoportables chirridos de un potente aparato, y el disco era de aquellos con un vulgar vals «pegadizo» grabado por una banda de metales. Todo Riseholme sabía cuál era la opinión que Lucía tenía sobre los gramófonos: para la adoratriz de Beethoven, eran como andar soltando blasfemias en un lugar público. Solo uno de aquellos aparatos infernales, por lo que sabía, había llegado a Riseholme, y fue introducido en el pueblo por el descarriado Robert Quantock. En una ocasión lo había a funcionar en su presencia, pero el gesto de sufrimiento que desfiguró el rostro de Lucía fue de tal envergadura que el señor Quantock lo apagó inmediatamente.

Editorial: Impedimenta
Autor: E. F. Benson
Páginas: 352
Precio: 22,76 euros

Book trailer:

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