viernes, 7 de diciembre de 2012

Un hermoso lugar para morir de Malla Nunn


Emmanuel Cooper, de la policía de Johannesburgo, decide viajar desde Ciudad del Cabo a un pequeño pueblo en la frontera con Mozambique para investigar el asesinato de Willem Pretorius, el comisario de la pequeña y concurrida localidad. Pretorius era un afrikáner aparentemente respetado y querido por sus compatriotas y conocido por su rectitud moral y sus hábitos diarios. Pero Cooper, un investigador concienzudo y meticuloso, aunque un tanto despistado, en colaboración con el policía zulú Shabalala, siempre cortes y amable, investigaran a fondo la oscura trama que se oculta tras el cadáver del comisario.


En Sudáfrica en el año 1950, con las nuevas leyes del apartheid recién entradas en vigor, con la diferencias entre tribus y el color de piel, además de la intromisión del Departamento de Seguridad en la investigación pondrán trabas en el transcurso del caso. El policía encargado de investigar el asesinato se encontrará con todo un panorama de corrupción, pornografía y un complejo entramado de relaciones interraciales.

Malla Nunn nos adentra en una oscura historia de una sociedad divida por el racismo, que por el simple hecho de ser negro o blanco cambia la forma en la que te tratan o te juzgan. A lo largo de la novela su autora nos narra las mentiras que el ser humano esconde para aparentar inocencia pero que, tras la ardua investigación del protagonista describirá una cruda realidad, aún más dura y fría de la que lleva el nuevo comisario a sus espaldas. La escritora muestra en esta novela los límites de la crueldad de las personas con poder y las consecuencias que ocasionan en la sociedad de Sudáfrica las injustas y raciales leyes del apartheid creadas por el Partido Nacionalista. Con un trasfondo político la autora muestra las diferencias entre tribus de una forma directa, brutal y, al mismo tiempo realista y emotiva.

Recomendado para todos aquellos a los que les gusten el género negro, en esta novela se encontrarán con una inquietante y agobiante visión difícil de olvidar. También para aquellos que quieran descubrir la historia de Sudáfrica desde un punto de vista original y al mismo tiempo, critico con la sociedad que cruzaba los caminos desérticos en mitad del siglo XX. Y por último para aquellos que tengan curiosidad por saber que fue y cuales fueron las consecuencias del apartheid.

Extractos:

La carpeta no estaba en la S ni en ninguna otra letra. No es que «no hubiera» expediente, es que alguien lo había cogido. Sarel no tenía ni idea de que la carpeta no estaba, pero, incluso si se hubiera dado cuenta, lo habría dejado pasar: uno no cosechaba laureles buscando un expediente relacionado con un problema que no afectaba a los blancos. Las prácticas tradicionales se iban a recrudecer con las nuevas leyes. Los casos que no concernían a los blancos ya eran los últimos del montón. Por eso el Departamento de Seguridad estaba encantado de endilgarle a él el cao de los abusos. Sólo los policías de baja categoría con mucho tiempo y poco cerebro se ensuciaban las manos resolviendo exclusivamente casos que afectaban a la población de color.
Emmanuel se apartó de la pared. ¿Por qué iba alguien a llevarse el expediente si no era porque contenía algo que convenía ocultar?
Dejó a Uys con sus amargas cavilaciones. Tenía que volver a inspeccionar el archivador; después pasaría al agente Shabalala y vería qué retazos de información conseguía sacar al policía negro.
Entró en el despacho de la entrada. Encima de la mesa de Hansie había una carpeta de cartulina con la esquina doblada. Era azul oscuro y distinta a las que había en el archivador de la comisaría. Tampoco era como ninguna que hubiera visto en la policía judicial de Marshal. Tenía una S de color amarillo pálido parecida a una serpiente dibujada a mano en la cubierta: era un expediente del Departamento de Seguridad. Emmanuel echó un vistazo a la entrada principal y a la puerta lateral que daba a las celdas. No podía cerrar con llave ninguna de las dos sin llamar la atención, así que actuó con rapidez.
Abrió el cierre de la carpeta. Dentro había una pila de documentos mimeografiados con la advertencia «Altamente confidencial» sellada en la parte superior con letras de color rojo fuerte.  La palabra «comunistas» aparecía repetida en todas las hojas, encima de listas de nombres escritos cuidadosamente en dos columnas.
Había un panfleto con el optimista titulo «Un nuevo amanecer para Sudáfrica», sujeto con un clip a una desdibujada fotogría de graduación en blanco y negro. La cara de un joven negro con gafas de montura gruesa estaba rodeada con un círculo rojo. En la parte inferior de la foto aparecía el nombre de la universidad, Fort Bennington College.

—¿Cooper?
Cunado contestó, al segundo tono, el inspector estaba sin aliento y de mal humor.
—Soy yo. ¿Y ese cambio de teléfono?
—Los del Departamento de Seguridad tienen las orejas muy grandes y no pienso darles información a cambio de nada —respondió Van Niekerk—. ¿Llamas desde la comisaría?
—Llamo desde un teléfono particular.
—Bien. ¿Qué noticias tienes?
—El Departamento de Seguridad va directo a por la conexión comunista. Tienen un expediente confidencial con listas de miembros del partido y sus colaboradores. Parece que el asesinato del comisario Pretorius encaja en una investigación previa.
—La Operación Punta de Lanza —dijo Van Niekerk con ese tono despreocupado de superioridad con el que  se había puesto en contra a la mitad de los policías que trabajaban en homicidios o robos—. El Partido Nacional pretende aplastar el movimiento comunista deteniendo a espías que entren en Sudáfrica con panfletos y textos prohibidos. Hacen redadas en los pasos fronterizos ilegales con la esperanza de pescar un pez rojo al que poder freír por traición.
—Al comisario Pretorius le dispararon en un tramo del río que utilizaban los contrabandistas —dijo Emmanuel—. A lo mejor el Departamento de Seguridad estaba mirando.
—Les habían dado un soplo y este jueves iban a hacer una redada en el paso de Watchman’s Ford, donde encontraron al comisario Pretorius. El Departamento de Seguridad quiere salvar esta operación encontrando una conexión entre el asesinato y un espía comunista en concreto al que han estado vigilando.

Editorial: Siruela
Autor: Malla Nunn
Páginas: 416
Precio: 21,95 euros

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