viernes, 19 de abril de 2013

Antonio B. el Ruso, ciudadano de tercera de Ramiro Pinilla



Antonio o Ruso como le llaman por el color de su pelo, es un chico que crece en un pequeño pueblo en La Baña, un pequeño y humilde pueblo en el que tratan sobrevivir a duras penas por lo que se ve obligado a robar para tener algo que llevarse a la boca él y su madre. Esta novela trata de su vida, de su crecimiento, de la vida en aquellos horribles y duros tiempos en los que gobernaba Franco.


A lo largo del libro descubriremos sus experiencias, sus horribles vivencias y del mismo modo sabremos de las alegrías como cuando conoce por primera vez a una dulce muchacha o el primer trozo de carne cocinada. En sus andanzas por el norte seremos testigos de la violencia, del hambre, de la pobreza pero también de la bondad, del coraje por llegar a vivir un día más.

Pinilla narra de forma sencilla una historia muy dura, emotiva y siempre realista de aquellos años en los que comer un trozo de pan, o un vaso de leche era casi imposible para aquellos olvidados, que cargan con mala fama a sus espaldas obligándoles a robar para tener algo que comer. En la novela, Ramiro nos descubre una historia basada en hechos reales desgarradora, cargada de emotividad, narrada en primera persona todo tipo de sucesos que, en aquellos años, eran la rutina del día a día. Su protagonista nos enternece o nos emociona cuando explica su historia a lo largo de la novela y sus horribles circunstancias. Conforme vamos avanzando en la historia de Antonio B. descubrimos que su historia es la crueldad y el maltrato, y que se ve obligado a robar por no poder trabajar, por ser marginado en su propia tierra natal. En definitiva, la novela es una visión de la realidad de aquellos que no tenían con que vivir, comer y dormir y vagaban entre cárceles y penales, delinquiendo para sobrevivir, narrada en una emotiva primera persona, una desgarradora, emotiva y cruel de la sociedad de aquellos años y, a la vez, un relato esperanzador.

Recomendado para aquellos que quieran descubrir la crueldad de aquellos años, también para los que les gustan las historias que expliquen a fondo el pasado a través de los ojos de alguien que estuvo allí. Y por último para aquellos que quieran descubrir una novela de crecimiento en un ambiente en el que, como a su protagonista, margina y denigra por el hecho de ser diferente.

Extractos:

—Soy un ladrón. Robo desde que tenía cinco años. Los guardias me cogen y me pegan para que no robe más. Madre está cansada de mí, porque también le pegan a ella para que les diga donde me escondo. Robo en los campos y en las cuadras y por las noches abro las puertas de las cantinas con un hierro y me llevo cuanto puedo cargar. Vayan ustedes a La baña y les dirán la fama que tengo. Cuando me conocieron, venía de estar ocho meses en la cárcel de Sevilla por robar corderos.
Las lágrimas caen por mis mejillas y cierro los ojos porque estoy avergonzado.
—¿Nos has robado algo a nosotros? —dice Néstor.
—No.
—¿Sabes por qué? Pues porque en esta casa no tienes hambre. A ti te ha enseñado a robar el hambre. ¡Todo el mundo roba, Antonio! ¿No los sabías? ¡Yo también robo por las noches!¡Robo por la cara, que es más cobarde¡ ¿No has visto cómo vendo la comida del camión a toda esa gente que puede pagarla?¡Esto es robar, porque cobro precios abusivos! Y los que no tienen dinero, ¡que se mueran de hambre! Cualquier día los pobres asaltarán mi casa y me parecerá bien, porque tienen hambre. Pero, antes que ellos, yo he sido ladrón, Antonio.
Nos quedamos en silencio. Me avergüenza abrir los ojos por haber obligado a Néstor a decir aquellas cosas. Jamás nadie me había defendido así. Oigo a Eugenia sollozar por lo bajo.
—Tu misma confesión, Antonio, nos indica la clase de corazón honrado que llevas dentro —dice Néstor.

Echo a andar y tardo dos días en volver a La Baña. Al pasar por Truchas he andado escondiéndome para no ser visto por Néstor o su mujer. Salí de sus manos vestido como un marqués y ahora me verían con esta pinta. Si madre hubiera querido, yo estaría viviendo con ellos como un rey.
Es invierno y nieva. Entro en mi pueblo de noche y voy derecho a la cantina de Eulalia. La nieve me abrasa los pies  descalzaos y ya ni siquiera me preocupo de taparme el pecho con los jirones de la camisa. Además de comida, necesito una manta para no pasar tanto frío en la cueva. Abro la puerta tan fácilmente  como si fuera la mía. Cojo una manta y al saco. Entonces oigo voces, las de los guardias. Siempre suenan igual, aunque se marchen unos y vengan otros: «Anda por aquí… Lo tenemos cercado…». ¿Cuándo me han visto? Hay que escapar de la cantina. Fuera, se alejan los pasos. Salgo y corro con mi manta. Veo bultos de guardias por delante. ¡Y por detrás! Abro una ventana y me tiro de cabeza. Cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad, veo que es la cuadra de Cayetano. El Ruso se conoce muy bien todas las cuadras de La Baña. Busco el montón de pajas y me entierro en ellas, con manta y todo. Durante un gran rato no pasa nada. Bueno, saldré antes de que amanezca, para coger pan y tocino donde Eulalia y subir a… ¡Aquí están los pasos otra vez! Llaman a la puerta de arriba. La voz de Cayetano. Bajan todos a la puerta de la cuadra. Los guardias dicen que el Ruso tiene que estar aquí dentro y Cayetano dice que no ha oído nada, pero si me encuentra me destripa. Revuelven la cuadra, alborotando gallinas y conejos, y yo me hago un ovillo en el fondo de las pajas «Deme usted unas guinchas», oigo decir a un guardia y también cómo Cayetano le da el tenedor de puntas de hierro. Contengo el aliento. Sí, las guinchas se hunden en las pajas una y otra vez y de milagro no me ensarta. Muevo el culo y las piernas, esquivando los pinchos, y ahora también tengo que hundir el pecho para que sólo me raspen la piel.

Editorial: Tusquets Editores
Autor: Ramiro Pinilla
Páginas:  640
Precio: 23,08 euros

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