domingo, 28 de julio de 2013

En el periódico, El País, julio de 2013: Cinco pecados tropicales / 4: Un jueves en Medellín de Héctor Abad Faciolince



Héctor Abad Faciolince, nos conduce en estos relatos por diferentes lugares cada día de la semana, esta vez la narración nos da a conocer a una atípica pareja que tratan de convivir por separado, Aquí os dejo el enlace al relato completo.

Raquel Marín
(…) Vi que Mr. Ferro había tomado un vuelo Barranquilla-Medellín el día anterior. A veces mi mujer, que es veterinaria, hace asesorías para el zoológico de Barranquilla. Puse el maletín sobre la cama y lo abrí. Poca ropa de hombre, como para dos noches; un par de calzoncillos negros.
Una bolsa de remedios, y en ella cepillo de dientes, curitas, pastillas para bajar la tensión y un sobre de seis preservativos, rojos, al que le faltaban dos. Una loción pour homme (para hombre) de un aroma asqueroso. Lo más extraño de todo es que también había dos bolsas de champiñones. Blancos, frescos, olorosos. Volví a cerrar el maletín, lo devolví a su sitio y salí del apartamento de mi mujer.
Esa noche no hice nada, ni al día siguiente, pero el sábado salimos a comer. Traté de abordar el asunto de un modo indirecto, lejano: “¿Sabes una cosa?”, le dije, “yo detesto los calzoncillos negros de hombre”. Abrió los ojos grandes, pero la voz sonó serena cuando preguntó: “¿Y eso por qué?”. “Por razones obvias, porque no se les ve el mugre…”. “La mugre, querrás decir”. “Eso”, contesté yo y ella cambió de tema. Cuando vino el camarero le pregunté: “¿No tendrían por casualidad champiñones al ajillo? No me han gustado nunca, pero hoy los quiero probar”. Mi mujer volvió a abrir los ojos un poco más de lo normal y yo le sonreí. (…)

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